ENTRE durante 1990 y 1992, el misterioso artista británico angloirlandés Francis Bacon estuvo dialogando revelador con el fotónomo francés Francis Giacobetti. Unas horas de cenas públicas salieron a la superficie de un impresionante registro ilustrado donde Giacobetti reinterpretó impecablemente la apariencia distorsionada de la estética de Bacon. El documentado resto, invariablemente acompañado con pinturas completamente originales, se expuso en 2003 a los visitantes de una de las galerías Marlborough de Londres. Este sorprendente volumen recolecta fotografías inquietantes con claves para sus conversaciones, tras las que se erige un ícono inmenso de la manera creativa que produce los lienzos que moldearon elarte contemporaneo.